Cuando encontramos
la fuente de la vida, cuando contactamos con la verdadera fuente de AMOR que
somos no son necesarios muchos ritos o ceremonias para volver a su encuentro.
El hombre y la mujer espiritual saben que basta un simple gesto, una respiración
consciente, una inclinación de los párpados, un silencio interior y una
observación consciente para su encuentro (ese fué el mensaje de Jesús de
Nazaret, en Getsemaní, en el Huerto de
los Olivos: “….velad conmigo.”). Ante
esta situación en la que la mente juega un papel secundario en el proceso, pues
su aquietamiento es esencial, se produce otro proceso en el que ella misma, la
mente, puede diseñar un programa mental para no quedarse al margen de la fuerza
que el Ser que habita tiene en su interior. Este programa a lo largo de la
historia se ha inclinado por dos extremos y entre ambos se mueven la mayoría de
los programas mentales y que podemos denominar, como digo, en su extremo; el
extremo del oro y el extremo del barro.
El programa
mental en el extremo del oro es aquel que ante la fuerza de la vida la intenta
agasajar y engrandecer con oro, el objeto más valioso que la mente como
creencia tiene generado en muchas personas, sociedades y pueblos.
El programa
mental en el extremo del barro es aquel que ante la fuerza de la vida huye de
todo lo material y solo toma de la tierra lo que la tierra le da, tierra y agua
para hacer barro.
Entre el
oro y el barro, como extremos, hay toda una gama infinita de posibilidades
pesos y medidas. Cada uno tiene la suya. Pero en todas está presente el oro y
el barro.
En todas
las culturas y religiones existe este programa mental y podemos ver expresiones
de ambos extremos o de la mezcla en peso y medida.
Una mirada
compasiva, desde el corazón, a cada una de estas manifestaciones nos servirá de
espejo para verificar en que programa mental estamos más anclados y desde esa
observación aprender con serenidad lo
que nuestra mente ha diseñado en el ahora para contemplar la manifestación
externa y tangible de lo que los demás sienten ante la fuerza de la vida que es
el AMOR.
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