Si de nuestra propuesta, “VIDA
ESPIRITUAL EN EL SIGLO XXI” hemos analizado, a modo de introducción, la palabra
“espiritual” y “siglo XXI”, que se corresponden con los dos capítulos
anteriores, hemos de afrontar para terminar con esta introducción con la
palabra “vida”.
Vivir. ¿Qué significa vivir o qué es vivir?.
La vida consiste en respirar, faceta fundamental, sin la respiración nos
morimos, pues al respirar comienza la vida y al expirar la terminamos. Vivir es
respirar y no lo solemos hacer de manera consciente, más bien lo hacemos de
manera inconsciente, lo que suelo denominar “en piloto automático”.
Después de respirar existen una serie
de necesidades fisiológicas que deben ser satisfechas y que suelen ser
graduales y progresivas. Satisfacer esas necesidades se convierte para muchos
en lo cotidiano y ordinario pues no existen otras expectativas, es decir,
buscar que comer, vestir y donde cobijarse, junto con sanar sus heridas, es
para algunos el conjunto de necesidades que deben satisfacer y no hay más,
frente a los millones de personas que inmersos en sociedades más elaboradas y
complejas tienen como necesidades un elenco de expectativas más amplio y por
ello su vida presenta un entramada más amplio de actividades.
Vivir en el contexto en que has nacido
se ha convertido en la necesidad de satisfacer necesidades. Como ya explicó
Maxlow en su pirámide de las necesidades nuestra vida se presenta como una
carrera ascendente hacía la autorealización de todo cuanto nos hemos propuesta
como seres humanos.
Pero antes de todo, antes de nada, es
decir, antes de que mis antepasados decidieran evolucionar y poner sobre
nuestras vidas un complejo mundo, ¿Qué era vivir?.
Y ahora que ya sé que la vida no
consiste solo en satisfacer las necesidades básicas, como tuvieron que hacer
mis antepasados primigenios, pues tengo alternativas al estar dotado de más
capacidades, ¿Qué es vivir?.
Si el pasado y el futuro no son más que
apreciaciones mentales y no sólo existe el presente y si la respiración es la
que me permite estar en el presente, vivir tiene que ver algo con el presente y
la respiración.
Tanto presente como respiración nos
llevan inexorablemente al cuerpo. El cuerpo tiene que tener la clave de la vida,
pues sin él no hay presente ni respiración.
El cuerpo, este elemento o soporte
vital del que estamos dotados y al que solo prestamos atención hoy en día por
dos cuestiones: Por salud y por estética, lo demás del cuerpo me importa más
bien poco, conocer cómo es y cómo funciona es una asignatura pasada del Instituto
que ahora no me interesa. Pero en el cuerpo está la clave para saber lo que es
vivir.
Para algunos este paso por la tierra no
tiene ningún sentido, vivimos y morimos y ya está, adiós.
Para este curso de “VIDA ESPIRITUAL EN
EL SIGLO XXI” este paso por la tierra tiene un sentido. Partimos del hecho, no
constatado, es decir, partimos de un axioma no científico, de que somos seres
espirituales viviendo en un cuerpo en la tierra.
Dejemos claro este importante aspecto
para quienes prefieren la racionalidad absoluta en la vida y la prueba
científica de todo lo que quieren ver y oír.
En este curso hablaremos de que somos
unos seres espirituales en una vida humana, en un cuerpo.
Como no puedo probarlo científicamente,
esta afirmación se hace invisible para la mente, pero veremos a lo largo del
curso como no es lo mismo para nuestro cuerpo que puede desarrollar
enfermedades sin que la mente sepa que existen y por ello no dejan de existir
las enfermedades en el cuerpo.
Vivir
para este curso es descubrir la misión del espíritu que somos en la tierra y
llevarla a cabo.
Si estás de acuerdo o sólo sientes curiosidad,
fantástica disposición para aprender, bienvenido.
Se convierte la pirámide de Maslow en
el libro de instrucciones de la vida en la tierra que nuestro Ser Espiritual
debe conocer para poder sobrevivir en este planeta. Más la inmensa mayoría de
la gente ha dejado de pilotar el cuerpo, como nave en espacio y el tiempo, y ha
puesto el piloto automático, dejando que la mente tome las decisiones de rumbo
y potencia y nosotros nos proponemos volver a pilotarla tal y como se espera de
nuestra naturaleza espiritual.
Llegados a este punto alguno o alguna
se preguntará cómo es posible que seamos un Ser Espiritual, que quien nos ha
creado. Estas preguntas totalmente mentales solo tienen una respuesta, y la
hemos denominado FE. Y la Fe en este curso hay que declararla desde el
principio, creo en Dios como Creador del Ser Espiritual que todos somos. Y creo
que mi mente no es capaz de entender a Dios pero si soy capaz de dejarme amar
por Dios y, ese dejarse ser, es el camino que vamos a andar. Dejar ser.
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