Herido de
amor. Muchas personas quedan heridas para el resto de sus vidas por lo que
consideran que es una “herida de amor”. Conocieron el amor de su vida y lo
perdieron. Comienza entonces un camino muy diferente para cada uno de ellos.
Algunos ahogan y se ahogan con sustancias que les permiten olvidar. Otros lo
convierten en fuertes sombras que agrian el carácter y la personalidad. Muchos
caen en la desesperación y la tristeza. Más todos en el fondo de su alma guardan el secreto de
la herida de amor.
¿Quién ha
provocado la profunda herida?. El sufrimiento por la herida es un sentimiento y
por ello se conforma de emociones y pensamientos. Son estos últimos lo que
llaman a las primeras, mediante un modo de pensar rumiante, circular y
obsesivo, que permanece presente y que analiza todo cuanto ha pasado y todo
cuanto podría haber pasado una y otra vez, llenando la cabeza, la mente de
hipótesis, olvidando la realidad, que queda en segundo plano muy pronto. Los recuerdos
ya no son de los acontecimientos pasados realmente sino de las hipotéticas
realidades que el pensamiento rumiante y circular a base de repetirse de manera
continua (“disco rayado”) ha hecho creer a la mente como verdaderos
acontecimientos históricos en el tiempo y el espacio, pero que nunca tuvieron
cabida en la vida salvo en el juego descontrolado de la mente. La herida pierde
entonces la orientación de su origen y se convierte en un volcán por el que se
escupe lava incandescente que arrasa todo cuanto atraviesa, emite gases tóxicos
y proyecta al exterior masas ingentes de proyectiles que impactan y destruyen
todo cuanto encuentran a su paso, sea lo que sea, familia, trabajo, amistad…uno
mismo.
El
responsable de esta gestión no es otro que el EGO, amenazado por la existencia
de un amor profundo desde el corazón, se adueñó de cuantos sentimientos
encontró en su camino, los hizo suyos y se apropió del amor que se generaba
desde el corazón, lo hizo suyo, le puso nombre y pronunció la gran palabra: “MI,
amor”, se apropió de él. Dibujo el mapa de su nueva realidad y puso una pica en
los terrenos inexplorados hasta entonces señoreando las expectativas, generando
deseos y apegos para que una energía tan poderosa no desapareciera de su vida.
Pero cuando por decisión de la otra persona el amor, tal y como lo entiende el
Ego, no es correspondido, en vez de guarecerse en el mismo AMOR y en los
recuerdos que lo generó, el Ego desde la mente comienza a generar la estructura
de pensamiento rumiante, obsesivo, y circular, pues su apego y su deseo es
ingente y enorme.
Cuando en
este Cursillo tratamos del “Desamor” afirmamos:
“El AMOR como “SABIDURIA INFINITA que nos permite
conocer la VERDAD”. Este es el AMOR del que hablamos en este Cursillo y, por
tanto, el DESAMOR es la expresión de una incapacidad, una incompetencia,
totalmente corregible, tal vez no en el tiempo, pero si en la eternidad. Pues si
el AMOR es infinito como Sabiduría,
forma parte de la eternidad y es en ella donde lograremos alcanzar su plenitud
y en la tierra la única expresión de la eternidad que tenemos es el AHORA.
El desamor se ancla en el pasado con apegos y se
dispara al futuro con deseos. Con ansiedad y depresión, con exceso de pasado y
de futuro, la mente impide al hombre y la mujer en desamor vivir el ahora,
vivir la eternidad, encontrar el AMOR, encontrar la SABIDURIA.”
En este
apartado sobre la “Herida de amor” estas palabras aportan los mimbres
necesarios sobre los que iniciar la sanación. Sanaremos siempre en el ahora.
Cada momento y cada instante es decisivo. La consciencia nos dejará percibir
con claridad la construcción de pensamientos rumiantes, lo que nos permitirá
aquietar la mente. También nos aportará la consciencia el sostenimiento de las
emociones que surjan, incluso su anticipación en el cuerpo. Y no hay más, salvo
el ingrediente fundamental, que no todos tienen: La transcendencia. Quien la tiene, tiene la convicción profunda de que
alguien le sostiene, en el Cristianismo se denomina la “Filiación Divina”, y
que su fuerza sabrá sanar la herida al revelarle el para qué de cuanto le
ocurre. En el Budismo, al ser la herida de amor puro dolor psicológico, “la
segunda flecha”, podremos evitar su impacto o, si ha impactado ya, podremos
gestionar su sanación aceptando el dolor como inevitable, más evitando el
sufrimiento por opcional.
Y que es la consciencia sino atención plena y
que es la atención plena, sino AMOR.