La mejor manera de entenderlo todo es que
todo sea igual. La mente así lo sentencia y todo lo que se aparta de lo que han
decretado nuestras creencias como justo o correcto es considerado heterodoxia,
es decir, diferente, nace entonces la desigualdad, pues la mente sentencia que
no somos iguales.
En el camino de la espiritualidad ocurre lo
mismo y pese a que el SER es el mismo en todos los seres humanos y el AMOR
esencial de igual manera, la mente se las ha apañado para marcar las
diferencias y por eso encontramos infinidad de escuelas espirituales e incluso
dentro de ellas también existen diferencias lo que nos ha llevado a hablar de
diferentes caminos. Esta policromía de actitudes, normas, costumbres se asemeja
mucho a la naturaleza donde la igualdad tiene pocas expresiones frente a la
diversidad que sería lo dominante. Por ello debemos encontrar nuestra propia
realidad espiritual, la de cada uno, la personal.
Hemos elegido para describir esta realidad
una palabra: CARISMA en su acepción de
TALENTO, por dejar esta última a la mente. Existe por tanto diversos CARISMAS,
cada uno tiene el suyo. Quien quiera profundizar en los conceptos tiene a su
disposición toda la ciencia a través de internet por lo que no pararemos mucho
en la conceptualización pues como hemos dicho desde el principio lo que nos
interesa es la experiencia.
Encontrar el CARISMA
personal, el Talento, es una herramienta muy útil pues centra nuestra vida
espiritual de manera determinante. Una vez encontrado el Carisma podremos encontrar nuestra VOCACIÓN.
Será necesaria mucha observación en quietud y
serenidad, mucha atención plena y escucha activa a lo que hago y digo. Desde esta actitud encontraré las señales que
me conducen a configurar mi carisma y encontrar en el mundo mi vocación.
No quisiera dejar de poner sobre la mesa una
realidad incuestionable en todas las etapas de la historia y de la geografía terráquea,
y es que todas las vocaciones tiene un hilo conductor, un elemento común: EL
SERVICIO. El Carisma existe para poder llevar a cabo nuestra vocación al
servicio de los demás. Y, por ello y solo por ello, el EGO es su enemigo
acérrimo, pues es todo lo contrario a su propia esencia:”Yo”, ya que la
vocación solo contempla a los demás olvidándose de sí. De aquí el porqué de la
continua batalla del Ego contra la espiritualidad.
A lo que tú llamas carisma yo lo llamo camino personal. Y ese, llámese como se quiera, debe ser propio, elegido, libremente aceptado. Nada sirve si no nos lo demanda nuestro corazón. Nadie que no quiera ser ayudado podrá recibir ayuda. Y lo que sí comparto ciegamente es que ese Carisma o camino conduce al servicio a los demás.
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