¡Vivir!, vivir es fácil, ocurre todos los
días, te levantas, te acuestas y entre medias ocurren cosas, un día te mueres y
ya está. Esta sencilla frase resume la vida más estamos aquí por nada o por
algo, y entre el inicio y el final hay todo un camino.
Quien encuentra el “algo” encuentra un motivo a la vida por el que caminar. El que
encuentra la “nada” solo anda el camino para llegar a la “nada”.
Quien encuentra el “algo” puede poner una
MISIÓN a la vida y al tener una misión puede conocer y reconocer en cada
momento y cada instante si su camino va en la dirección correcta para lo que
necesita una clara VISIÓN de adonde va.
Misión y Visión determinarán que a cada paso
tienen que elegir entre aquello que es acorde con su Misión y su Visión y nace
una capacidad de elegir, un libre albedrío, que codifica acciones y
circunstancias que considera que son concurrentes y expansivas para la Misión y
la Visión y a este conjunto de experiencias las denomina VALORES.
Misión, Visión y Valores van conformando todo
un “corpus vital" que da sentido a todo lo que ocurre en la vida que se
convierte sencillamente en un ejercicio de ATENCIÓN a todo lo que ocurre dentro
y fuera de nosotros para alinear, pensamientos, emociones y circunstancias
externas a nuestros Valores, que será lo mismo que decir que estamos cumpliendo
la Misión y la Visión.
Al atender continuamente con ATENCIÓN PLENA a
los pensamientos y las emociones como mensajes internos, sin desatender la
dinámica de nuestro cuerpo, descubriremos que existe un centro de observación,
el observador, el SER, quien de la observación se irá desarrollando y tomando
el timón de nuestra vida interna.
Al atender continuamente con ATENCIÓN PLENA a
las circunstancias externas veremos como la inteligencia, la razón, no bastan,
que es conveniente, muy conveniente, la intuición y la inteligencia cardíaca
(las corazonadas), que ellas dos, tanto la intuición como las corazonadas están
muy unidas al observador, al SER, que sus elecciones están más acordes con los
Valores, la Misión y la Visión, más que las razones inteligentes que en muchas
ocasiones constituyen verdaderas saboteadores de la MISIÓN.
Vivir con ATENCIÓN PLENA es una necesidad del
que vive para “algo”.
¿Para qué vives tú?
Para qué, para qué, para qué... Continuamente, en estas reflexiones aparece esta pregunta llamando directamente a nuestro corazón. A pesar de que muchas he dicho que es una pregunta que admite más respuestas que el por qué, la que obtengamos con ella nos va comprometer, libremente asumida, de una manera totalmente consciente con nosotros mismos puesto que ella saldrá del corazón.
ResponderEliminar