Existe aún un viaje que no se ha podido realizar de toda la saga “Verniana” de epopeyas descritas por Julio Verne, el VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA. Para nosotros hoy nos sirve el título para reflexionar sobre un viaje al centro, al centro mismo del universo, pues desde ese punto se observa y atestigua todo lo creado y ese punto no es otro que nosotros mismos. Sí, desde nuestro justo centro podemos observar y atestiguar que todo lo que nos rodea existe. Todo existe porque es observado y atestiguado. Este Centro se encuentra además dentro de nosotros. Estamos dotados de cuerpo que no nos permite viajar al centro, pues es material. Estamos dotados de mente, pero sus procesos mentales le impiden estar en el ahora, pues desaparecen, dado que la observación y nuestro carácter de testigos de lo observado sin juzgarlo no precisa de pensamientos. Sólo disponemos del SER, el que observa, el que puede observar y atestiguar que pensamos y que sentimos. El viaje al centro solo se puede realizar de su mano. Siempre se ha representado el centro por el Corazón y para poder entrar en él se necesita un guía un sherpa y ese no es otro que el SER. Para ese viaje el EGO no está preparado pues está versado en la mente, su mundo, pero el corazón le es ajeno. Este viaje al Corazón, acompañado del Ser, no es emprendido por muchos en la creencia de que nada hay dentro y que todo está fuera. Es “EL VIAJE”, no hay otro, los demás, los que buscamos en el exterior, son recreaciones subconscientes del viaje a nuestro Centro, al Corazón, al Paraíso, que está lleno del AMOR. “EL VIAJE” dura toda la vida. Encontrar al sherpa es el primer paso. Busca tu SER, el te guiará, sin él es imposible hacer “EL VIAJE”. ¿Dónde está tu SER?
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