domingo, 23 de septiembre de 2012

REINCI@RTE REMONTANDO EL VUELO: Apegarse al vuelo y esconderse en el suelo.

En cuantas ocasiones hemos escuchado esta expresión, “remontar el vuelo”. Somos seres anclados a la tierra, no podemos volar, excepto si lo hacemos asistidos de nuestra tecnología, pero no poseemos la capacidad de volar. Pese a nuestra incapacidad de volar introducimos en nuestro lenguaje expresiones en las que hacemos referencia a esa capacidad propia de aves. "Remontar el vuelo", "volver a volar". Antes hemos debido permanecer a ras de suelo para remontar y volar. Es decir, solemos emplear estas expresiones cuando previamente partimos de una situación, de un plano inferior al que se supone que deberíamos estar. Cuando volvemos a los niveles de desarrollo o éxito hemos remontado el vuelo. De este concreto aspecto nos ocupamos, es decir, del momento en el que aún sin despegar del suelo, si lo hacemos habremos remontado el vuelo y si no nos quedaremos anclados a la tierra. Volar siempre entraña un riesgo pues es “contranatura”, supone pasar por encima de expectativas y por eso podemos ser contemplados por los demás que tienen que alzar la cabeza para poder mirar y admirar el vuelo de quien lo retomó. La pérdida de la capacidad de volar supone la caída, el accidente, de ahí que algunos quieran volar bajo, “vuela bajo hijo, tú vuela bajo, no destaques”. Esta expresión tiene su origen en la contemplación de la realidad desde dos planos, lo bueno y lo malo, el dualismo. De ahí que volar, caer y remontar se analicen en la mayoría de las ocasiones desde ese plano dualista, en el que el MIEDO, como un rey emocional de nuestras vidas, nos impida intentar volar por temor a caer, nos impida seguir volando por temor a caer, nos impida remontar el vuelo para no revivir la experiencia de la caída. Pero si analizamos toda nuestra vida desde un plano no dualista, simplemente de experiencia y sabiduría nos encontramos con que como dice Anthony Robbins “El fracaso no existe, solo existen resultados”. En otras ocasiones remontamos el vuelo después de un aterrizaje consciente y meditado para luego con otra energía renovada remontar el vuelo. Esta precisamente es la situación a la que queríamos llegar, es decir, remontar el vuelo después de aterrizajes conscientes y meditados para renovar energías, lo que nos aporta como sabiduría es que el volar no es eterno y estar a ras de suelo tampoco y que ambas situaciones se producirán en nuestras vidas de manera cíclica, por lo que no nos debemos apegar al vuelo ni escondernos en el suelo. Ambas situaciones impedirán que podamos descubrir toda la experiencia y sabiduría que se encierra en REMONTAR EL VUELO.

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