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sábado, 29 de marzo de 2014

REINICIARSE como SERES ESPIRITUALES: INTELIGENCIA ESPIRITUAL (XXVIII)


Cuando tienes 18 años ya eres mayor de edad, nada tiene que ver con madurez, pero se considera que existe una formación adecuada para poder decidir por uno mismo sobre la vida. Así al menos lo entiende la sociedad en que vivimos.

Nuestra vida está organizada en etapas, nuestra formación académica, lógico-matemática-lingüística, las diferencia desde la Escuela Infantil hasta el Master-Postgrado o el Doctor Honoris Causam. Nuestra vida afectiva en amigos, novios, pareja y/o esposos. Nuestra vida laboral desde becario, novato, veterano, Jefe y Maestro. Si nos fijamos con atención todo está  organizado en etapas. Todo es gradual.

En la vida espiritual, en la INTELIGENCIA ESPIRITUAL no es diferente. Desde que nacemos y hasta morimos desarrollamos etapas de crecimiento espiritual y podemos clasificar (esa virtud de nuestro cerebro que tanto nos aporta y tanto nos limita) a las personas en función del desarrollo de esta inteligencia espiritual.

La Inteligencia Espiritual es gradual pero a la inversa de otras ésta va de más a menos. Es decir, cuando nacemos la tenemos en plenitud y la podemos ir perdiendo y dejarla en cero a medida que crecemos. Los niños son los grandes Maestros de la vida Espiritual y por ello quien quiera ser un Doctor Honoris Causam en Inteligencia Espiritual ha de convertirse en un niño. Ya lo dijo Jesús de Nazaret, el que quiera entrar en el Reino de los Cielos deberá ser como un Niño. Más durante la infancia no somos conscientes de esta Inteligencia pues está integrada de tal manera que no podemos conocer su dimensión, más a medida que crecemos y podemos ir desarrollando consciencia ésta puede ser que no surja a tiempo y entonces no seamos conscientes del poder de la INTELIGENCIA ESPIRITUAL y la vamos perdiendo hasta dejarla en cero, o desarrollemos algunos aspectos pero no todos.

Cuando de adultos surge la consciencia retomamos el camino de la INTELIGENCIA ESPIRITUAL pues somos conscientes de su necesidad y virtud.


Ahora intentamos que los niños sean conscientes de esta INTELIGENCIA como de las otras INTELIGENCIAS MULTIPLES que poseen. Mindfulness es una herramienta para que pronto, muy pronto los niños sean conscientes de su INTELIGENCIA ESPIRITUAL. 

viernes, 21 de marzo de 2014

REINICIARSE como SERES ESPIRITUALES: La introspección sanadora.(XXVII)


Como seres dotados de inteligencia espiritual, una de las inteligencias múltiples, podemos realizar procesos como la introspección, que nos permite desandar lo andado y poder relacionarnos con todo lo que ha ocurrido en el pasado desde un nivel de consciencia plena.

Los avances en hipnosis están permitiendo otros caminos desde niveles no conscientes pero hoy hablaremos de este proceso que es totalmente consciente.

Mediante la introspección viajamos al recuerdo, esa parte de la vida que ha quedado gravada en nuestro interior con un conjunto de sensaciones y datos que nuestro cerebro y patrimonio emocional guarda y que si no gestionamos adecuadamente pueden presentarse de improviso en nuestras vidas generando en el presente situaciones muy contractivas o dolorosas o por el contrario regocijo y alegría por un recuerdo más expansivo. En este último caso revivir estos recuerdos será generador de motivación y fuerza para seguir adelante, pero bucear de continuo en recuerdos contractivos será muy limitante para alcanzar la felicidad en el momento presente.

La introspección nos permite sanar lo ocurrido, que no lo podemos cambiar, mediante la ACEPTACION, aceptando lo ocurrido, dándonos cuenta de que lo que fue solo lo puedo aceptar o rechazar. Si lo rechazo estoy rechazando parte de mi mismo y esa negativa respuesta genera lo que denominamos “sombra” que juntas constituyen nuestras “sombras” que pueden dominar nuestras vidas mucho más de lo que creemos. Por otro lado si aceptamos lo que paso, integramos lo ocurrido en lo que somos y de esta manera se sana la sombra, ofreciendo con mucho amor toda la luz que necesita y con ello cambiando la emoción con que fue gravada en el pasado y una vez sanado la suelto de nuevo para que siga su curso.

De esta manera SANAR, ACEPTAR, SOLTAR son palabras claves para entender el proceso de introspección con el fin de alcanzar una vida plena INTEGRANDO todo lo que soy en UNO. De otra manera estoy disociando mi vida en DOS; lo que acepto y lo que no acepto de mí.

Pero para que pueda tener plena eficacia precisa de un gran amor, “Aghápé” en griego, “Cáritas” en latín, sin ese amor no podrá lograrse la sanación y la introspección sólo será una manera de revivir la experiencia contractiva. 

sábado, 15 de marzo de 2014

REINICIARSE como SERES ESPIRITUALES: La Santidad (XXVI)


A todos la palabra Santo o Santa nos conduce rápidamente a un juicio automático seguido de una sensación o sentimiento. Un automatismo mental y emocional. Es como la palabra “deberes” cuando eras pequeño, a pocos les gustaba que sus padres pronunciaran esta palabra en determinados momentos y horas, sobre todo cuando estábamos jugando. Era esa palabra que sencillamente podía entristecernos o enfadarnos en segundos.

La Santidad la podemos cambiar por la palabra “perfección” o “ser perfecto” y si lo hacemos otro juicio automático nos aborda: Es imposible,  no hay nada perfecto. Tengo la creencia de que es verdad, de que nada hay perfecto pues todo goza de la imperfección para que exista movimiento hacía la perfección. Desde el odio al amor, desde la miseria a la riqueza, desde la ignorancia a la sabiduría… Todo es un movimiento de un extremo al otro.

La perfección, la santidad, es el espejo en el que se reflejan todas nuestras miserias, imperfecciones y faltas, más como no nos aceptamos como somos, rechazando todo lo que no nos gusta sencillamente huimos de quien alumbra, ensalza y evidencia todo aquello que no queremos de nosotros mismos.

El santo o la santa, no lo son porque sean perfectos, lo son porque son conscientes de sus miserias, imperfecciones y faltas y las integran en su vida de tal manera que acaban  desapareciendo, no las rechazan, tampoco las aman, simplemente las aceptan.

Aprender a aceptar lo que somos nos coloca de inmediato en el camino de la perfección pues cierra el círculo de lo que somos, conformando entonces una esfera, que algunos denominan “naranja”. Ya no tengo que buscar la “media naranja” pues soy un ser completo. De esa aceptación comienza un proceso de transformación en el que se suelta todo aquello que resulte contractivo y comienza a ocupar nuestra vida todo lo expansivo. Se abre un camino de perfección pues la imperfección se reduce, más jamás desaparece, pero está de tal forma integrada en el conjunto que la armonía de su contemplación solo puede despertar admiración y amor. De ahí que las personas santas sean tan queridas en cualquier parte de la tierra por parte de muchos y por otros son rechazadas al convertirse en espejo de todo cuanto no aceptan de sí mismas.

Ser Santo o Santa es sólo Ser, en plenitud, en totalidad. La única máxima de comportamiento de un Santo es la tendencia a la perfección aceptando lo imperfecto, pues sin ello no tendría sentido la búsqueda de la perfección. Más nace en ella la humildad, dado que no se reconocen como tales pues su foco está puesto siempre en lo imperfecto, evitando con ello la aparición del egoísmo y egocentrismo propios de una focalización excesiva y desbordada en lo perfecto.

Son nuestras imperfecciones las que nos harán santos y santas. Alguno se preguntará, ¿para qué?: Para ser seres completos, plenos, Uno en la Unidad que somos. De lo contrario viviremos separados de lo quiero y no tengo, de lo quiero y no puedo, de lo quiero y no soy y esa separación es la fuente misma del dolor y el sufrimiento, no la propia existencia de la imperfección, sino su rechazo.

viernes, 7 de marzo de 2014

REINICIARSE como SERES ESPIRITUALES: El Desierto (XXV)


La ausencia de agua determinada la ausencia de vida.

Quien en la vida anda “el camino” cuenta que llega un momento en el que has de atravesar el desierto. 

Sólo.

No podría en estas líneas más que retratar la experiencia de quienes ya lo han cruzado y por ello no puedo ofrecer una versión personal y subjetiva.

No puedo hablar entonces con propiedad de lo que no conozco y he experimentado por mí mismo.

Mi desierto aún no ha llegado.

Tal vez lo intuyo en la lejanía y amortiguo el ritmo de mis pasos para retrasar la llegada.

Está ahí delante de mis ojos, así lo siento pero aún no ha llegado el momento de atravesarlo.

Llegará por que así lo decreto y lo deseo para seguir “el camino” del desarrollo espiritual.

Es una expectativa que me deja sin palabras, me introduce hacía dentro y solo me hace sentir.

Tal vez alguno se pregunte en estos momentos ¿Porqué? ¿Porqué tengo que cruzarlo?: Mi respuesta la tengo clara: “Por que me da la gana.” ¿Para qué?: Para encontrar lo que otros encontraron, pero sobre todo para encontrarme, pues solo perdido me puedo encontrar, solo quien está perdido inicia la búsqueda. Solo en un desierto tendré la certeza de que lo que encuentre será la VERDAD, dado que en el desierto al no existir vida, la única que puedo encontrar es la mía propia, desnuda de circunstancias, experiencias y expectativas, mi propio y verdadero Ser. Hasta entonces todo es preparación. ¿Cómo y cuándo sabré que habrá llegado el momento de cruzarlo?: Cuando tenga sed.