La
ausencia de agua determinada la ausencia de vida.
Quien
en la vida anda “el camino” cuenta que llega un momento en el que has de
atravesar el desierto.
Sólo.
No podría en estas líneas más que retratar la
experiencia de quienes ya lo han cruzado y por ello no puedo ofrecer una
versión personal y subjetiva.
No puedo hablar entonces con propiedad de lo
que no conozco y he experimentado por mí mismo.
Mi desierto aún no ha llegado.
Tal vez lo intuyo en la lejanía y amortiguo
el ritmo de mis pasos para retrasar la llegada.
Está ahí delante de mis ojos, así lo siento
pero aún no ha llegado el momento de atravesarlo.
Llegará por que así lo decreto y lo deseo para
seguir “el camino” del desarrollo espiritual.
Es una expectativa que me deja sin palabras,
me introduce hacía dentro y solo me hace sentir.
Tal vez alguno se pregunte en estos momentos
¿Porqué? ¿Porqué tengo que cruzarlo?: Mi respuesta la tengo clara: “Por que me
da la gana.” ¿Para qué?: Para encontrar lo que otros encontraron, pero sobre
todo para encontrarme, pues solo perdido me puedo encontrar, solo quien está
perdido inicia la búsqueda. Solo en un desierto tendré la certeza de que lo que
encuentre será la VERDAD, dado que en el desierto al no existir vida, la única
que puedo encontrar es la mía propia, desnuda de circunstancias, experiencias y
expectativas, mi propio y verdadero Ser. Hasta entonces todo es preparación.
¿Cómo y cuándo sabré que habrá llegado el momento de cruzarlo?: Cuando tenga
sed.
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