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viernes, 7 de febrero de 2014

REINICIARSE como SERES ESPIRITUALES: El ser solitario (XXI)


Quien despierta a la luz que otorga la inmersión en la vida espiritual lo hace en medio de su mundo, el mismo que hasta entonces tenía y vivía, pero pronto ese mundo de circunstancias y personas se vuelve estrecho y precisa ser renovado, más es consciente de que no puede cambiarlo de repente, que será su luz y la de otros las que transformarán el entorno y que dicho proceso será largo, incluso trascenderá la propia vida corporal.

Comienza entonces un proceso en el que por una parte la persona “despierta”, se aleja de hábitos y costumbres que antes conformaban su carácter, pues Ă©ste ha cambiado y comienza con nuevos hábitos y costumbres que refuerzan el nuevo carácter, su renacimiento. Este cambio radical es apreciado por su entorno, por las personas que lo rodean y comienza un alejamiento de realidades, circunstancias y personas recĂ­proco. Comienza la soledad, una soledad, que no significa sentirse solo, pues el espĂ­ritu llena con plenitud la vida de aquel que está imbuido en Ă©l.

En esta fase aparece el “ser solitario”, pues busca la soledad y el silencio, el encuentro con el espĂ­ritu, con su ser, con lo que realmente es, comienza una vida sin necesidad de la misma vida tal y como hasta ahora estaba planeada, pues la vida comienza de dentro hacĂ­a fuera y no de fuera hacĂ­a dentro, comienza un camino en el que encontrará a otros en sus mismas circunstancias y con los que compartirá tiempos y espacios, más la soledad, lo que llaman soledad, será su fiel compañera el resto de su vida, pues lo que llaman soledad, no es más que un vacĂ­o para la sociedad y un todo para la vida espiritual.


Quien encuentra la soledad del ser, el ser solitario, lo encuentro todo. Y en este todo que es SER se queda a vivir.

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