Por la tarde tenía que recibir a un cliente que venía buscando un experto en Mindfulness. En su recorrido por toda España de terapia en terapia, de experto en experto, en Alicante le recomendaron Mindfulness para su padecimiento. Internet y Google hizo el resto para llegar a mi. Su problema: EL DOLOR. Sufre, sufre un dolor crónico.
Cuando iba hacía la cárcel para la cuarta sesión iba pensando que hay muchos tipos de cárceles. Hay quien padece un cuerpo que lo atrapa lleno de dolor. Quisiera escapar pero no puede, se ve atrapado día a día en un cuerpo que sólo sabe producir dolor físico. El dolor inevitable, la tristeza y el sufrimiento es opcional, nos dice Buda y muchos científicos y terapeutas. Pero hay que verse atrapado en un CUERPO-DOLOR. En estos casos Mindfulness se ve muy eficaz para tratar la pare del sufrimiento, la parte mental y emocional.
Mientras que los internos de Topas saben cuando saldrán, mi cliente no sabe cuando terminará su cautiverio en su cuerpo. En ambos casos la gestión de la mente y las emociones se hace inevitable ante la aparición del estrés (todos conocemos el estrés postraumático).
El estrés es natural e innato. La homeostasis sabe mucho de él. Explicado sucintamente para ellos el funcionamiento de reequilibrio continuo de la energía en nuestro cuerpo, aprendemos una serie de técnicas y, sobre todo, un plan de vida. Sí, hay que tener un PLAN DE VIDA, si no lo tienes está dejando que mecanismos automáticos de la gestión energética puedan provocar situaciones que te desborden de manera más o menos habitual.
Este Plan pasa por 10 pasos que sucintamente vamos a exponer:
1.Al levantarse consciencia.
2.Al ducharse consciencia.
3.Habla con quien vives antes de salir de casa.
4.Camina pausadamente y con consciencia.
5.Introduce pausas de consciencia entre actividad y actividad.
6.Haz sólo una cosa a la vez.
7.Come sólo y en silencio al menos una vez a la semana.
8.Chequea tu cuerpo de vez en cuando y haz respiraciones conscientes.
9.No hay prisa por llegar a casa.
10.Enseña a tu mente a ver el vaso medio lleno y no medio vacío todas las noches.
Si el dolor te atrapa, o el estrés se desborda podrás encontrar en tu vida una cárcel y un carcelero nada agradable y aún cuando no estés condenado cumpliendo pena de prisión la vida se convierte en algo insoportable y de la que acabo renunciando.
Para vivir con el estrés es conveniente observar como funciona, darse cuenta de como evoluciona, de como se manifiesta en pensamientos rumiantes, obsesivos y circulares, que sentimientos provoca, en que parte del cuerpo tiende a manifestarse con más intensidad. La observación, por ello entrenamos la MENTE DEL OBSERVADOR.
¿Pero del estrés somos víctimas o testigos? Lo primero es un juicio, lo segundo una certeza. Por eso entrenamos la MENTE DE TESTIGO.
Y por último, lo hacemos con amor, con misericordia, con compasión. De ahí la MENTE COMPASIVA.
Seguimos avanzando. Siempre Adelante. DE SOBREVIVIR A VIVIR.
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