Lo primero es el concepto. Saber de qué
hablamos. Tenemos que saber a que nos estamos refiriendo cuando empleamos la
palabra amor. Hasta entonces no podremos dibujar el mapa conceptual del concepto,
que claro, para cada uno no solo estará en función de nuestra cultura,
educación y circunstancias y por eso suelen salir pequeñas o grandes
diferencias, según como hayamos absorbido la cultura, según la educación que
hayamos recibido y según las circunstancias que hayamos vivido y, además, según
la energía de la que seamos depositario, es decir, la carga energética, genética
y biológica que se nos entregó al nacer,
pues cada uno es hijo de un padre y una madre. Todos estos condicionamientos
hacen que la palabra AMOR, cono concepto ofrezca un crisol de matices tan
diverso como seres humanos existen.
Por sí sola, además, la palabra AMOR denota
todo su poder. Solo hay que pronunciarla o verla escrita y ser conscientes de
los sentimientos que nos genera. A cada uno el suyo. Párate un momento a sentir
lo que te hace sentir la palabra AMOR.
Pensamientos y sentimientos. Estamos
generando cadenas de creencias que a cada uno de nosotros nos llevan a
confeccionar mapas mentales y sentimentales diferentes. Por tanto, el AMOR como
palabra es diferente para cada uno de nosotros.
Al estar empleando la mente y los
sentimientos nos alejamos del AMOR. El aquietamiento mental y la seguridad como
emoción (fe y esperanza para los cristianos), serán dos herramientas precisas
para alcanzar el AMOR como veremos en este curso.
Estamos dotados de mente
y juzgará e intentará aprehender el concepto para crearlo, apoderarse de él y
desde ahí juzgarlo y así poder juzgar el cursillo. Iremos viendo los conceptos que a lo largo de la historia y los más famosos pensadores han generado para ir tranquilizando a
la mente mientras intentamos aprender a aquietarla para que surja el AMOR.
Nuestra inteligencia lógica, lingüística y matemática
está en estos momentos bullendo, provocando sentimientos que van desde la
sonrisa hasta la contracción de la frente generando en el cuerpo sensaciones
imperceptibles o perceptibles, dependiendo de nuestro estado de consciencia. Generando
preguntas automatizadas, sentimientos programados que generan en estos momentos
situaciones no deseadas o queridas y que se desencadenan sin que nosotros
hayamos dado la orden de hacerlo. Bienvenidos al automatismo programado de que
estamos hechos a base de repetición subconsciente de pautas, mantras y hábitos.
En este campo de minas es difícil que surja el AMOR.
El AMOR de este cursillo es LA
SABIDURIA
INIFITA que permite conocer la VERDAD. Analicemos entonces la frase,
que se las trae:
LA: Sí, la única que nos acerca al AMOR.
SABIDURÍA: Sí, conjunto de herramientas,
conocimientos, experiencias…
INFINITA: Si el AMOR lo es su SABIDURÍA
también.
PERMITE: Sin la sabiduría no es accede a la VERDAD.
VERDAD:
Solo puede ser una.
Y ahora, pensemos, sintamos e indaguemos,
pero sobre todo observemos, observemos que nos ha generado esta entrada del blog de
hoy.