Durante miles de años el hombre ha
considerado que la vida en la tierra suponía el empleo del cuerpo y la mente
inevitablemente por lo que el espíritu no era necesario, de ahí que a los que
en la vida en la tierra utilizaban el espíritu para su desarrollo personal se
les denominara “CREYENTES”, entre otros términos, nos quedamos con este.
Hay quienes han disociado la vida corporal y
mental de la espiritual y quienes mantienen las tres dimensiones integradas, los
”creyentes”, quienes a través de la Palabra[i]
transmitida mantienen una serie de creencias y ritos, pero en la mayoría de los
casos con una nítida raya de separación entre lo espiritual y todo lo demás.
Estos “creyentes” crean una parcela muy concreta de su vida en la que se
dedican a relacionarse con su vida espiritual pero fuera de ese tiempo, y
espacio su vida se entrega al cuerpo y la mente siendo éste el que ocupa la mayor
parte de su tiempo. Pero quienes mantienen centrado en su vida el espíritu y
logran que impregne todo su tiempo, es decir, mantienen lo que vamos a
denominar en este post la “Unidad de Vida”, pilotan, por decirlo de alguna
manera, desde el espíritu, gobiernan desde él toda su vida. Su mente y su
cuerpo están en sintonía con el espíritu en todo momento.
Se convierte la UNIDAD DE VIDA en un
principio de coherencia para quienes deseen desarrollar una vida integral, es
decir, en la que están integrados, mente, cuerpo y espíritu.
Existen
hombres y mujeres que colocan en el centro su cuerpo y/o su mente generando lo
que se ha denominado EGOCENTRO. Mientras que existen otros que colocan en el
centro su vida espiritual y generando lo que pasamos a denominar LOGOS-CENTRO o
TEO-CENTRO, es decir quién coloca en el centro de su vida lo intangible, lo invisible, lo
inabarcable, lo inodoro, incoloro e insípido…[ii]
Sólo
los Teocéntricos que tienen UNIDAD DE VIDA o al menos la pretenden, alcanzan
niveles de desarrollo integral superiores, si se nos permite este término, de
quienes solo se manifiestan “creyentes” pero no son teocéntricos.
Después
de esta incursión en la razón, de todo este conjunto de palabras, necesarias
para que nuestro hemisferio izquierda pueda “conceptualizar” lo que
manifestamos finalizamos manifestando que la vida espiritual del teocéntrico en
unidad de vida es siempre EXPERIENCIA, esta manera de vivir la analizaremos en
próximos post. Lo que éste pretende es significar que quien quiera vivir la
vida espiritual integrada con su mente y su cuerpo debe poner en el centro de
su vida el espíritu.
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