¿A
quién llamamos amig@s?, ¿qué es ser amig@?.
Compañer@, indudablemente, de unos días, de
unos años, de una vida, pero son compañer@s.
Acompañan, desde luego que acompañan, pero,
¿qué acompañan?.
Pueden acompañar el cuerpo. Tenemos amig@s de
gimnasios, golf, futbito…son esos amig@s con los que compartes un deportes y
quedas con ell@s para practicarlo. Ese es tu vínculo de unión. O con los que
quedas para ir de compras, a la peluquería…
Pueden acompañar la mente. Tenemos amig@s del
colegio, la escuela, el instituto y la facultad. Compañer@s en el trabajo, en
la oficina, en el curso y el master.
Pueden acompañar las emociones. Tenemos
amig@s para ir de concierto, al teatro, al partido de futbol, de copas, de
cena.
Pueden acompañar el alma. Son quienes están
cuando tú no estás. Son quienes son cuando tú no eres. Son quienes sostienen tu
alma y la acompañan hasta el cielo o el infierno, a pesar del frio y del calor,
a pesar del hambre y la sed, a pesar de la penuria y las calamidades
económicas, a pesar del amor y del desamor, a pesar todo, ell@s están ahí, como
Ángeles de la Guarda. Son solo COMPAÑÍA, pero ¡qué compañía!.
¿De cuantos amig@s eres tú compañero del alma.?
Compañer@s del Alma. Si todo el mundo fuera compañer@ del alma aunque
solo fuera de una persona el mundo estaría lleno de Ángeles de la Guarda y no
sería posible otra cosa que la Paz. Basta con ser el Amigo del Alma de una sola
persona. Elige una y acompaña su alma.
Basta con convertirse en compañer@ del alma
de alguien para que en mí, en cada uno de nosotros, se produzca la
transformación más sublime que puede tener un ser humano: olvidar el yo para
introducir el tú. Porque el compañer@ del alma no rompe la caña quebrada, no
apaga la llama, alienta y sostiene,
acepta y no juzga, atiende y escucha,…por muy miserable que su amigo parezca el
compañer@ del alma mantendrá encendida la lámpara y alentará el crecimiento de
la caña hasta devolver a su amig@ al Ser que es desde el Ser que él mismo es.
Reinici@te como amig@, como compañer@ del
alma.
Vivimos en la sociedad de las relaciones virtuales. Tenemos amigos en Facebook, en Instagram, en Flickr,... Vivimos rodeados de amigos del trabajo, de los estudios,... Llamamos amigo a cualquiera con el que hayamos compartido algo como forma de aferrar ese vínculo. Pero, ¿soy yo amigo del alma de alguien? Sé que los tengo. Amigos que han perdonado, empujado, alentado, acompañado, sufrido y disfrutado conmigo. ¿Soy yo capaz de decir lo mismo?
ResponderEliminar