Páginas

martes, 31 de enero de 2017

SEGUNDO DIA EN LA CARCEL DE TOPAS

Suelo desplazarme mucho en coche. Es lo que tiene vivir fuera de la ciudad. Paso muchas horas en ese pequeño habitáculo pues entre mis tareas es ser chofer de mis hijas para llevarlas a sus actividades educativas, deportivas y lúdicas. Desde hace años dedico esos momentos a la consciencia plena. Me gusta el silencio, si escucho la radio, la escucho, si hablo con alguien hablo con esa persona, pero si estoy solo suelo ir en silencio dando importancia al presente contemplando mis pensamientos, emociones y circunstancias, entre las que se encuentra el paisaje. Cuando el motivo de mi viaje es acudir a dar una clase de Mindfulness, suelo orar, directamente, estructuras mantras que calman la mente y me permiten ponerme en contacto con aquello que considero la fuente de la vida. Hoy iba hacía Topas en observación, llegó un mensaje, Juana, a la que asesoré sobre sus díficles circunstancias en la lucha por la guarda y custodia de sus hijos, me mandaba una foto a pie de las escalinatas del Congreso de los Diputados donde hoy acudió con sus 150.000 firmas de apoyo. La mente rápidamente comenzó a elucubrar y hacer cábalas sobre la Justicia y la Injusticia. Hoy subia un post a faceboock sobre sentirse indignado. Nuevamente puse la atención en una pregunta: ¿Para qué?, y la respuesta vino rápida, la injusticia y la justicia, la indignación, son conceptos, pensamientos y sentimientos entre las personas que iba a ver momentos después en Topas.

El primer grupo, de internos, seleccionados entre muchas solicitudes de los ingresados en los llamados "módulos de respeto", era de quince. Tan sólo pedí que tuvierran una actitud concreta, que quisieran compartir, que todo cuanto aprendieran lo fuera para facilitarlo a sus compañeros y su entorno más inmediato. Hacía mucho calor y tuvimos que abrir las ventanas. Detecto la energía del grupo por como me sienta a la garganta. Cuando es espesa, cuando tengo que beber agua y mis pensamientos fluyen con dificultad considero que la energía no es "líquida", como la denomino, es "espesa", hay que diluirla a través de movimiento, de movimientos de pensamientos y sentimientos, comienza un baile que me permite ir diluyendo la energía hasta que la siento fluida y líquida, entonces se produce un flujo que nos permite viajar hacía nuestro interior más deprisa, es el "rio de la vida".

Emoción demoninante, sorpresa, sentimiento y actitud, expectación. Comienzan a darse cuenta, se identifican con los planteamientos arquetipicos que se les plantean. Al final meditación de observación, cinco minutos. Hay que respetarse hasta en la meditación. Es una nueva experiencia. Nadie conquista el Everest el primer día y quien lo consigue estará toda su vida intentando volver a escalarlo y ese deseo es tan poderoso que impide un ejercicio adecuado y equilibrado.Bien  lo saben los jóvenes discípulos del Zen, un Satori muy prematuro puede arrastrar al joven monje a una lucha frente al deseo de volver a experimentarlo.

Segundo grupo, ocho funcionarios, Educadores, Trabajadores Sociales y un Vigilante. Diferente energía. Comienzo con la toma de conciencia de que la sabiduría que buscan ya se encuentra en ellos. Atentos van ganando terreno en la confianza de que la herramienta tiene un gran interés. Sonrisas, complicidad. Son funcionarios de Prisiones, los que tienen el privilegio de estar entre los dos mundos. Tratan con ellos a diario, su trabajo no sale en los periódicos, ni en los telediarios, son el referente de la sociedad, del Estado, para la población de internos. Pueden generar todo tipo de sensaciones, emociones y pensamientos, una mirada, un gesto, una palabra, durante años, para muchos serán un pilar fundamental para sus vidas en la prisión. Estoy comenzando a tomar contacto con el moderno "carcelero", término peyorativo y antiguo , desactualizado y por ello en desuso, funcionarios de prisiones les llamamos, pero me quedo con "Educadores" en todo lo extenso que pueda ser el término y me doy cuenta de su soledad en el castillo, el señor del castillo, las prisiones nunca son noticia de portada, ni se les menciona en los programas electorales, tan sólo sabemos de ellas por quien entra o sale si merece la pena por su fama y posición. Más a nuestro alrededor existen estas ciudades, de miles de hombres y mujeres donde día a día se intenta sobrevivir, y yo quiero, si lo digo bien, yo quiero que aprendan a vivir, esta es la razón de mi presencia. Ellos , los Educadores, son la clave de que todo se perpetue y se ancle en el sistema.

DE SOBREVIVIR A VIVIR.

Siempre Adelante

miércoles, 25 de enero de 2017

PRIMER DÍA EN LA CÁRCEL

MI PRIMER DÍA EN LA CÁRCEL DE TOPAS


J.J., 16 años en el Centro Penitenciario, se dirigió a mí al final y me entregó una nota con su nombre: “Quiero estar en contacto con usted”. P., el Presidente del Módulo 12 que me enseñó en compañía de Miguel y Marciano, ambos funcionarios, o Eva del Equipo Directivo que ha apoyado la implantación de este proyecto pionero en España gracias al compromiso de mi amigo Miguel. Hasta los cincuenta que acudieron, entre funcionarios y reclusos. Todos ellos son los protagonistas de esta historia.

Pasé por las cocinas, el Módulo 12, módulo de respeto, las aulas, el edificio sociocultural, los pasillos, las celdas, las oficinas…en fin un paseo, que por genuino y original quedará grabado en la memoria de mi vida. El momento más impactante fue cuando me subieron a la galería de las celdas, al llegar al pasillo  mi mente evaluó lo que estaba viendo y las comparó con las imágenes grabadas que sólo eran de películas, pues de ninguna otra manera tenía referencias reales de la situación. El momento fue de gran sorpresa aderezada con una pequeña, mínima, angustia de claustrofobia, que pasó al segundo, pero al estar atento pude constatar. Fue el único momento en que sentí el peso de la prisión como cárcel, como encierro y privación de libertad.

Todo comenzó por la mañana, iba en coche al Centro Penitenciario de Topas, a camino entre Salamanca y Zamora. Una cárcel moderna, como me decían los funcionarios, pues las anteriores en las que trabajaron en los años ochenta eran muy diferentes. Entré en años anteriores como Abogado, para entrevistarme con reclusos y acompañar algunos de mis clientes a entrar en prisión. En este caso, tan solo en dos ocasiones y fue una experiencia profunda e intensa, llena de emociones con sabor amargo a despedida hasta dentro de mucho tiempo. El dentro, yo fuera. Aún recuerdo el primer día que detrás de mí cerraron las puertas de seguridad con un gran estruendo, me abordó un sentimiento mezcla de miedo e inseguridad. Duró poco tiempo, unos segundos, pero son acontecimientos que se recuerdan siempre.

Según iba en el coche aproveché para hacer con el manos libres una llamada de teléfono a un amigo, su padre estaba enfermo, me entero entonces del fallecimiento días antes y nadie me había comunicado nada. Sentí tristeza y rabia. Me invadió un sentimiento tan poderoso que incluso derramé lágrimas. Nadie me había avisado, nadie me llamó por teléfono o me mandó un mensaje para informarme. Me sentí sólo, tremendamente sólo. Me enfadé con todos aquellos, que, con nombres y apellidos, iban apareciendo en mi mente, como posibles trasmisores de la noticia. Fue agudo, intenso, duró casi diez minutos de los quince que se tarda en llegar la Prisión. En principio me molesté al ver como este sentimiento, mezcla de tristeza y rabia invadía mi cuerpo y mente cuando deseaba estar sereno y tranquilo para hacer el trabajo en el Centro, dar una conferencia sobre como Mindfulness puede ayudar a la población que vive encerrada entre cuatro paredes de manera obligatoria y con una condena a sus espaldas. ¿Por qué me pasaba a mí esto en estos momentos?, fue entones cuando cambié la pregunta y me pregunté: ¿Para qué?, ¿para qué me ocurría este sentimiento? Y fue entonces cuando surgió desde el corazón un susurro, algo así como: “para que sepas como se sienten ellos”.

Calmado con la respuesta al entender que era un regalo tomé conciencia del momento y pude empatizar mucho mejor con todas las caras, todos los rostros, todos los lenguajes corporales, las miradas y los gestos de más de cincuenta personas con las que me crucé y me escucharon. Al final de mi intervención que duró una hora les conté la experiencia como ahora lo hago cono los lectores de este blog.

Durante las próximas semanas iré relatando la experiencia de convivir con 15 reclusos que se formarán para ser FACILITADORES de Mindfulness entre sus compañeros y poder, en su día, montar un Aula de Paz, la primera en España.

De “SOBREVIVIR A VIVIR” es el título que le hemos puesto a la experiencia que comenzamos hablando de tres personajes históricos VIKTOR FRANKL, NELSON MANDELA y MAXIMILIANO KOLBE, quienes padecieron cautividad y emplearon diferentes técnicas, hábitos y actitudes para afrontar su encierro. Los dos primeros lograron sobrevivir, el último no, pero en su caso existió un motivo, ofreció su vida para ser exterminado en la cámara de gas de un campo de concentración nazi a cambio de la de un padre de familia, pues era sacerdote.

Un día como el del martes 24 de enero de 2017 se dan poco en la vida. Dejé reposar “las lentejas” (quienes me siguen saben a qué me refiero, sobre todo mis alumnos) y que se posaran debidamente, pues ayer estaba muy contaminado con la emociones. Hoy en la serenidad que da el “poso” y el paso del tiempo puedo afrontar ahora el presente relato.

SIEMPRE ADELANTE.