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viernes, 28 de junio de 2013

REINCI@ATE como COOPERADOR.


Estamos en este mundo rodeados de gente, ninguno de los que nos rodea está aquí libremente, a todos nos han traído sin habernos consultado y por supuesto nadie nos ha preguntado de quien queremos estar rodeados. Solo tenemos la oportunidad de escoger a nuestra pareja y nuestros amigos y éstos, incluso, pueden cambiar.

Esta realidad, es decir, nuestra existencia forzosa en la tierra, pasa desapercibida y consideramos que no determina nuestra vida, más si nos ponemos a mirar, o mejor, a observar más de cerca, veremos que la única posibilidad de continuar la especie es mediante la cooperación.

Ser COOPERADOR es ponerse al lado de otro OPERADOR como cada uno de nosotros y conjuntamente emprender actividades para el sostenimiento de la vida en la tierra. Circunstancia ésta que también pasa desapercibida por el hecho de que cuando nacemos todo está organizado y no lo discutimos, más allá del modelo organizativo cuando queremos opinar sobre el mismo o incluso participar en su diseño, pero damos por hecho que hay, que tiene que haber, un modelo organizativo.

Realizar esta reflexión supone reconocer la limitación como ser: No estoy aquí por mi voluntad y hay muchas cosas que no puedo lograr solo. Hay varias conclusiones que podemos obtener de ello: No soy libre en este mundo. No creo solo mi realidad, co-creo este mundo. Y necesito cooperar. Soy cooperador.

El grado de compromiso como cooperador marca la diferencia de uno seres a otros.

Dicho de otro modo, la HUMILDAD de saberse fruto de la decisión de un tercero y la HUMILDAD de saberse COOPERADOR provoca en el hombre la aparición de una sabiduría tal que es puerta de entrada a la felicidad, que tal vez, no sea más que eso: AGRADECER y SERVIR, es decir, dar gracias por la vida y ser el mejor cooperador, es decir, SERVIR.

La actitud de agradecimiento y la actitud de servicio hacen del hombre y la mujer una excelsa expresión de la felicidad plena y esencial, solo hay que observar a quienes han encarnado estos valores que tanto admiramos.

Cooperar y agradecer, todo un camino.


sábado, 22 de junio de 2013

REINCI@TE en la película de tu vida.


Si analizamos nuestros pensamientos la inmensa mayoría de ellos están protagonizados por una sola persona: “YO”. El EGO es el que realiza la película mental colocándonos como protagonista. Bien como víctima o bien como líder deja entrar a otras personas pero solo para juzgarlas con el fin de emitir el veredicto de bueno o malo para mí. Incluso cuando ama, convierte lo amado en un deseo tan fuerte que no entiende la existencia sin lo amado, sin el apego a lo deseado y querido.

Tomar las riendas de la película de tu vida para invertir este proceso con el fin de que entre como protagonista el “TU” o dicho de otra manera, al prójimo, es la herramienta más poderosa que existe para caminar hacía la felicidad plena que otorga la serenidad de obrar desde el corazón.

Sí, mientras que en la película del EGO el guionista es la mente, en la película del SER, el guionista es el corazón.

Tenemos la capacidad de elegir. Ejercerla es tomar el control de la vida pues no está garantizado el éxito, no está garantizado que nos otorguen el Oscar a la mejor película, pero sencillamente aplicar esta herramienta de manera constante generará el hábito, la costumbre y conformará el carácter.

Darle el protagonismo de nuestra vida a los demás, pasar a ser actores secundarios y estar siempre pendientes de lo que precisan los demás, es tan absurdo para el mundo racional que sencillamente ni se entiende ni se intenta.

Solo obrando desde el corazón puede lograrse el empeño de construir la película de tu vida en base al servicio que supone servir a los demás. Quién quiera vivir desde el corazón, quien quiera ser “corazoniano” deberá pagar este peaje: dejar al EGO en la puerta y dejar entrar a los demás, darles el protagonismo de la vida.

Este discurso puede calificarse y de hecho lo es, antisistema, por ello esta película no se exhibe en la grandes salas, no es un género que tenga muchos seguidores aunque todos saben que existe y de vez en cuando, cuando alguien lo logra acudimos en masa a ver su película y el entregamos juntos todos los premios cinematográficos existentes.

¿Quién es el protagonista de tu vida?, indudablemente él; EGO.
¿Quién es el que dicta el guión?, tú decides: la mente o el corazón.
¿Qué papel  tiene en la película tu SER?.
¿Qué papel tienen los demás?

Hoy es el primer minuto del resto de tu película hasta decir THE END.


sábado, 15 de junio de 2013

REINCI@TE como payaso


PAYASO, que insulto despectivo más elocuente: “hacer el payaso” tan relacionado con la vergüenza, que en el fondo es miedo y que profesión más sublime la de hacer reír a la gente.

Es lógico que el público de los payasos sea preferentemente los niños, pues éstos aún no tienen desarrollado todos esos sentimientos y creencias que el Ego va incorporando a la vida de adulto y que nos impide poder reírnos de circunstancias que antes nos parecían graciosas y ahora nos parecen una “payasada”.

Ser payaso es vocacional, no todo el mundo vale, dicen. Pero si analizamos bien la cuestión no es que no tengamos madera de payasos, es que tenemos demasiada carga de sentimientos y creencias para ser un payaso.

Esta incapacidad por “sobrecarga”, que no por ausencia de actitudes, nos puede hacer reflexionar.

Un payaso es un comunicador que utiliza el lenguaje verbal y no verbal para que sus espectadores contacten con la emoción más expansiva que existe, la alegría. De ahí que recientemente haya nacido la “risoterapia”, es decir,  el conjunto de sabidurías y herramientas que nos permiten contactar con esa fuente de bienestar y que forma parte de la felicidad que es la alegría. Si el payaso logra que contactemos con la alegría y existen herramientas y sabiduría para lograrlo por nuestros propios medios, sencillamente basta con aprender cuales son para poder estar alegres en cualquier momento. Pero aún más, para alegrar la vida a los demás, que es la misión esencial del payaso. Ergo, si mis creencias y sentimientos me impiden ser payaso, tengo suficiente información para saber porque no soy o estoy alegre y porque no alegro la vida a los demás o más bien se la amargo.

El payaso deja a un lado su presencia cotidiana  y se viste de payaso. Otra pedazo de pista, es decir, nos indica que debemos dejar nuestro EGO al lado, debemos soltar, sí soltar ese disfraz que nos ponemos todos los días y aparecer tal y como somos, como realmente somos. Esta evidencia en sí misma es una herramienta para alcanzar la alegría y contagiar alegría.

Cuando se logra contactar con esta capacidad, es decir, la de hacer reír a la gente y hacerle pasar un buen rato, se quiere repetir y repetir, es adictiva, se hace vocacional y entonces se puede pronunciar esa frase: “tiene alma de payaso”, sin darse cuenta de que repitió, repitió y repitió, hasta generar un hábito, que repitió, hasta generar una costumbre, que repitió y conformó un carácter.




viernes, 7 de junio de 2013

REINCI@TE desde un corazón roto.

“Tengo el corazón roto”, en cuantas ocasiones nos hemos encontrado en esta situación en la que reconocemos con mayor o menor grado que “Me han roto el corazón”. Pero como órgano del cuerpo sigue intacto, más como sentimiento puede incluso provocar dolores o molestias físicas si el sentimiento es muy agudo e intenso.

Hoy se sabe que el corazón tiene tejido neuronal, está dotado de neuronas que están conectadas con todo el sistema cerebral. Ya podemos entonces entender frases como que “El corazón tiene razones que la razón no entiende” o “Tengo una corazonada”.

A nadie le dieron el libro de instrucciones al nacer, ni en la escuela, ni en el instituto, ni en la universidad. Tenemos libro de instrucciones de todos nuestros electrodomésticos pero de nosotros mismos como que no. Por tanto no disponemos de ese apartado que dice “Problemas” o “Preguntas más frecuentes”. Sencillamente estamos solos.

Cuando alguien se acerca a consolarnos sencillamente le podemos decir: “Es que tu no lo entiendes”. Y es verdad, solo lo entiende aquel que lo padece.

Tendemos a contarlo para que nos comprendan, para desahogarnos, y es necesario verbalizar nuestros pensamientos. Es necesario que los pensamientos tomen forma de palabra, de vibración que es lo que son y devolvamos al mundo el sentimiento que el mundo nos dio, ahora en forma de palabras.

Pero se nos olvida en muchas ocasiones meditarlo, observarlo y aprender la sabiduría incausada que todo acontecimiento contractivo tiene para nuestra sabiduría. Tendemos a introducirlo en cápsulas, en pequeñas películas de las que luego no queremos volver hablar y creamos lo que se denominan “sombras” que siguen con nosotros hasta que son sanadas, si es que lo son, y que pueden reproducirse y volver a nuestra vida en cualquier momento.

Sanar el “corazón roto” pasa por la consciencia de lo ocurrido en toda su dimensión y sentido. Es como un duelo en todas sus fases. Hay que atravesar la tristeza, enfrentarse al miedo, superar el hartazgo y dispersar la ira, para que la alegría vaya ganando terreno.

Si mentalizamos el proceso no encontraremos razones pues no existen: “Es que no lo entiendo”.

Si nos dejamos llevar por el sentimiento éstos cambiarán a medida que pase el tiempo y puede provocar la aparición de unos después de otros en un eterno sin fin lleno de emociones contractivas.

Si sencillamente “pasamos”, es decir, negamos la evidencia, ésta quedará anclada como sombra con la que tropezaremos cada vez que revivamos de algún modo lo ocurrido, pues ahí está.

Más si lo meditamos en el corazón, es decir, desde el amor esencial, aceptaremos de buen grado lo que ha ocurrido, nos abandonaremos en él Amor que el Ser esencial es, y, desde ahí, con una sonrisa construiremos con alegría un presente que no es más que un AHORA en el que lo que pasó ya no está, la mente no lo trae a presente y las emociones no perturban el momento.

Meditarlo todo en el corazón y desde el corazón salir adelante, SIEMPRE ADELANTE.